Allá
lejos y hace tiempo, aunque parezca un cuento lo que voy a relatar
ha
ocurrido de verdad hace ya ta' y pico de años.
Siendo
mozo me encontraba en el pago en que nací
muchas
cosas ahí viví que no quiero recordar
pues
me han hecho tanto mal que prefiero no nombrarlas
y
aunque nunca he de olvidarlas por tanto mal que me han hecho
decidí
ponerle el pecho y seguir para adelante.
Ensillé
mi flete un día y me hice a los caminos
pa'
ver si mejor destino encontraba para mí.
Al
trotecito partí dejando atrás los recuerdos
y
encomendádome a Dios pa' sentirme protegido con su santa bendición
pal'
lado que apunta el sol comencé mi recorrido
con
el mágico sonido de las aves cuando cantan
y
el polvo que levanta mi caballo al galopar.
Nunca
me iba a imaginar, ni queriendo le aseguro,
que
a pesar que fueron duros los momentos que pasé
tantas
cosas que aprender me esperaban todavía,
cosas
que enseña la vida que nunca se olvidan, paisano,
como
cayo en las manos que lleva impreso el hachero
así
se aprende, aparcero, en la escuela de la vida.
Aprendí
varios oficios para poder ganarme el pan
trabajando
con afán como Dios manda, ¡canejo!
Y
aunque siempre estuvo lejos de ser justa la paga
rezongando
la aceptaba
pues
cuando las tripas chillan reclamando el alimento
no
vale el argumento que las pueda hacer callar.
Porque
siempre retobau he sido ante la injusticia
y
lío con la milicia jamás me gustó tener
fué
que tuve que aprender a trabajar por mi cuenta
para
no rendirle cuentas a ningún patrón.
Con
los pesos que tenía de un conchabo anterior
y
con enorme dolor por haber vendido a mi flete
me
metí, amigo, en el brete de comprar algunos cueros
comenzando
primero a fabricar cinturones,
funda
pa' los facones y otras tantas chucherías
las
que luego vendería al llegar a un poblau.
Y
ansí con mis cueros a cuestas y una mochila en la espalda
recorrí
montes y llanuras,
atravesé
la espesura de los bosques, la salina,
las
aguas cristalinas de ríos y bañados
conociendo
del paisano lugareño sus costumbres
y
he subido hasta la cumbre de cerros nevados.
También
me he encontrado, como era de esperar,
una
china a quien amar
porque
sé mostrar la parte sentimental que tiene todo cristiano
y
como no soy marciano yo también la sé tener
porque
un hombre sin mujer es como un verso sin rima
cuando
uno se le arrima encuentra razón de ser.
Así
pues llegó el día en que Tata Dios tenía reservado para mí
otro
camino a seguir que lo voy a compartir mientras me tomo unos mates
si
usted me hace el aguante ya se lo paso a contar...
(continúa)