martes, 4 de junio de 2013

Remembranzas (parte final)



Aunque mozo todavía
muchas leguas ya tenía caminadas en mi haber
conociendo casi todo cuanto quice conocer
una mañana recuerdo, acomodando los cueros que traíba pa' vender
conocí aquella mujer
conocedora la moza en cosas hermosas
con su toque artesanal
que ubicándose a la par de este paisano, vendía.
Con un pretexto cualquiera entablé conversación
sintiendo a mi corazón cuán fuerte latía
de solo escucharla hablar, 
mas le puedo asegurar sin temor a equivocarme
que a la moza empezó a gustarle mi modo suave de hablar
y de este modo empezó un romance que sería
la más bella poesía que algún poeta escribió.

Varios días transcurrieron
desde aquel hermoso encuentro
y entonces llegó el momento en que ambos decidimos
que ahora en los caminos andaríamos de a dos.
Ahora ya tendría con quien compartir mis penas
y también mis alegrías
y ella en mi encontraría seguridá y protección
y podría sentirse, señor, totalmente contenida.

Tres meses duró el noviazgo, por llamarlo de algún modo
en ellos le mostré todo cuanto había conocido
y juntos compartimos tantos sueños y quimeras
durante noches enteras al amparo de un fogón.
Tan intensamente vivimos aquellos días
que parecía ya una vida al amparo de ese amor
y ansí llegó la ocasión
en que haciendo una reflexión sobre todo lo vivido
entre los dos decidimos que era hora de cambiar
y pensar en encontrar un lugar pa' echar raíces
soñando con los gurises que queríamos tener.

Así fué que lentamente
como diciendole adiós a tanto camino andado
nos fuimos para los pagos de Santa Rosa en la Pampa
donde dijimos ya basta de tanto y tanto andar
y comenzar a guardar cueros y artesanía
porque ahora se venía otra etapa que enfrentar.
En el camino a La Pampa, como Dios manda mi amigo,
nos fuimos al Civil para unirnos en matrimonio
como poniéndole el moño
a tan buena relación.

Unas veces fuí pintor, otras tantas albañil
y así despacito fui, con la ayuda de mi china
abriendome paso en la vida 
que pa' nosotros tenía muchas cosas reservadas
como fuera la llegada del primer bebé
que justo dos años después en nuestro rancho lloraba.
Así como corre el río serpenteando hasta el ancho mar
corrieron los años mozos que ya dejamos atrás
y en la mesa familiar cinco hijos y dos nietos
son el premio sinigual que la vida nos ha dado
y hoy yo siento en mi costado
el latir del corazón, que lo mesmo que un tambor
golpea con fuerza mi pecho
al ver que bajo el techo de nuestra humilde morada
al lau de mi china amada comparto este dulce momento
por eso es que con el tiento de los años que aún me queden
quiero a esta compañera pagar de alguna manera
tan grande felicidad
que sólo pude encontrar con el amor que me ha dado.

Tantos sueños postergados le han quedado sin cumplir
que hoy solo quiero vivir pa' que se hagan realidad
es la cuenta sin saldar que quiero poder pagar
antes que sin avisar venga la parca a buscarme.
Espero no haberlo aburrido, mi amigo, con el relato
para mí ha sido grato recordar estos momentos
que aunque parezcan cuento son toda una realidad
y me dan felicidad recordarlos con nostalgia infinita
sintiendo como palpita mi alma por la emoción.

1 comentario:

  1. es una historia de vida,la lucha,el trabajo,las tristezas son mas leves cuando se comparten..gracias por tus versos canejo!!gracy

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